

El autoestopista
Esta mañana me ha pasado una de esas cosas que me hacen sentir viva. Resulta que fui a Brians II para echar allí mi media jornada y, al salir, como siempre, me invadió ese sentimiento agridulce que ya me es tan familiar. De la cárcel salgo siempre con una energía desmedida y desbocada. Salgo queriendo hacer lo indecible porque el recuerdo reciente de sus entrañas me impregna de lo mucho que hay que hacer para sustituir la realidad del hormigón por otra más amable –y que sirva