

Justicia sin escrúpulos, títeres sin cabeza
Muchas veces la abogacía se tacha de clasista, excluyente y elitista. Yo también suelo verla así, pero a veces me nace la vena utópica que me lleva a concluir lo contrario; que hay muchas posibilidades de cambio desde el “activismo jurídico” -¡menuda expresión paradójica!- y que, con suerte y un puñado de buenas personas (de esas a las que quieres, irremediablemente), pueden hacerse grandes cosas. Llevaba unas semanas queriendo releer aquella memoria de prácticas. Ésa que tuv