Buenas noticias
Hay buenas noticias.
Rescaté del patio una pequeña planta que tenía raíces, la metí en un vaso del café con dos dedos de tierra que logré con paciencia y la planté. Lleva seca casi tres semanas, pero aun así le echo un tapón de agua todas las mañanas. El otro día al echar el agua vi dos hojillas diminutas verdes y dije "jo, cómo es la vida", qué cosa tan insignificante. Me logró poner una sonrisa tonta en la cara. Me encantó. Ahora, el tallo es fino como un hilo, tendrá dos centímetros, pero ahí está. Mi colega. Le cuento historias a veces, como no le entraba mucha luz quemé el vaso e hice un agujero en él para que la fotosíntesis pueda tirar de ella para arriba. No le he puesto peta. He pensado en Silver, por silvestre...
Es lo más bonito que hay en la cárcel.
Y luego tengo a Tután, una arañita que mira que es pequeña. Le cazo bichos. Son como mariquitas pero más grandes, cuatro veces más grandes que Tután (la llamo así porque las enrosca como momias). Me entretengo con ella. Ahora se ha ido y está en los bajos de la mesa. Creo que le molestaba el humo del tabaco. Estaba justo encima de mí en el techo, a la altura de la cabeza cuando me tumbo, pero creo que ahora que ha crecido se ha trasladado (la tengo ubicada). Ya ha tejido otra casita y le iré echando bichillos. La veo mejor tirado en el suelo con la esterilla. Me dice que "por favor eche el humo para el otro lado". Es muy finolis. Se ha hecho grandecita. Es como que la aprecio y tal. La tengo de compa de chabolo.
En cuanto a la planta, no la voy a mantener presa en un vaso del café. La pondré en cuanto crezca un poco más en algún buen sitio en el patio, pero por ahora no. Es aún muy débil.
Esas son mis responsabilidades carcelarias. Eso e ir aseado, pero por lo demás... Salvajísimo y NO constante.
**Carta escrita desde un módulo de aislamiento.
Los módulos de aislamiento sirven para encerrar a las personas consideradas peligrosas.
A veces esas personas no han cometido ningún delito de sangre ni nada así que sea llamativo o digno para la apertura del telediario escabroso/visceral de las tres, pero si son molestos para la institución... sencillamente tienen todas las papeletas para acabar ahí.
La clave es que no molesten.
El autor de esas líneas ha pagado incontables años en régimen de aislamiento.
¿Lo convierte eso en una persona peligrosa?
No. En absoluto.
¿O quizás sí?
Quizás sea la propia cárcel quien decida qué es cada quién, ¿no?
Este hombre es digno y merecedor del amor y del afecto que la institución le ha arrebatado mediante el endurecimiento de sus condiciones de vida y que nunca nadie le podrá devolver, pero... al final... ¿No ha acabado la cárcel convirtiéndole en alguien peligroso? No en este caso.
Sí en muchos otros.
Al final mi conclusión es que la institución es incapaz de adaptarse a las personas y que por ello la adaptación se fuerza en un sentido inverso, es decir, son los individuos los que sí o sí tienen que encajar en alguno de los regímenes de que dispone la prisión.
Las personas pueden no ser peligrosas, pero si son tratadas como tal... Creo que pueden pasar tres cosas, que lo acaben siendo de verdad por error, por convicción, o por presión, esto es:
1) Que el régimen de aislamiento las acabe convirtiendo en personas agresivas y violentas (por error);
2) Que ellas a sí mismas acaben contándose la película de que son un peligro y de que, por tanto, se redefinan a sí mismas desde una nueva autoconcepción que en nada coincide con la que tendrían en una situación de normalidad (por convicción).
3) Que los demás traten a esas personas como si realmente fueran peligrosas, devolviéndonos ello al punto anterior (por presión). "Si la gente cree que soy peligroso... quizás lo sea, ¿no?". NO.
Es decir, por favor, Que ninguna institución nos defina nunca.
Que nadie se vea nunca en capacidad de juzgar o prejuzgar a las personas con base en lo que la administración cuenta de ellas.
Que nadie sea nunca lo que las leyes imperfectas imponen.
Si todas las personas son únicas, las personas presas también lo son.
No son lo que nos cuentan.
No son abominables, despreciables o mediocres.
Sencillamente son los nadie.
Pero ni siquiera los nadie merecen vivir en una celda 20 horas al día.
Contra el aislamiento de las personas.
CONCIENCIA.