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Entre las horas y la tinta


De lo mucho que dicen las cartas...

Hace unos días tuve ocasión de darle a una personita muy especial las señas de uno de los presos a los que visito con frecuencia.

Le dije que era un chico de mi edad (27).

Que era andaluz.

Que estaba enfermo.

Que era indigente.

Que era huérfano.

Que estaba jodidamente solo.

Casi abandonado, pero sin el casi.

Que el único contacto humano o de cariño que recibía era el de una compañera de Salhaketa y el mío.

Nada más.

"Le escribo ya mismo, claro!!"

Resulta que ayer fui a comunicar con este chico y...

"Guau!! Qué te ha pasado?? Vienes sonriendo!!"

Traía hasta color en las mejillas. Estaba irreconocible...!!

La última vez que lo vi era un alma errante vagando en pena.

Se había tragado unas cuantas pilas y, pareciéndole poco para sus fines autodestructivos, había hecho pedazos un CDrom que también acabó ingiriendo.

"Me ha escrito tu amiga, Laura, me ha escrito!!"

No podía dejar de sonreír.

Esta vez era él el que me contagiaba su ilusión.

Soy incapaz de ponerle palabras a lo que eso me hace sentir.

Estaba radiante, de verdad. Le brillaba la cara...!!

Creo que ni siquiera me fijé en sus brazos. Pocas veces me voy del módulo de aislamiento sin buscar nuevos cortes en los brazos, pero esta vez...

Estaba segurísima de no poder encontrar nada nuevo.

"Y qué te ha contado??"

Le pregunté con más entusiasmo del que él mismo traía, si es que eso era posible.

Empezó a recitar de memoria las escasas líneas de su nueva libertad.

Se la sabía de pe a pa.

Como si la estuviera leyendo en ese mismo momento.

Par coeur.

Seguimos hablando entre sonrisas e ilusiones.

Salí de allí con un sentimiento enorme de satisfacción.

¿Cuántas veces habrá leído esa carta? ¿Cuántas horas habrá estado inspeccionándola en busca de olores, manchas o marcas que por un momento le hayan permitido vincularse de forma real a otro ser viviente?

Me fascina el poder de las cartas...

Unas cuantas letras de afecto y...

Todo ese sistema anti-personas de exclusión y de aislamiento se viene abajo.

Es cuestión de un momentito.

Esto es una llamada de acción a quienes puedan querer ser parte de sus vidas;

pero sobre todo es un gesto infinito de gratitud hacia esa personita tan maravillosa que, sin saberlo, ha convertido algo muy pequeño en algo colosal.

A ti, preciosa, gracias.

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