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PORQUÉ

Porque la culpa nos lleva al castigo; pero no a la responsabilidad, que es una premisa esencial para que la reparación del daño tenga valor, efecto y sentido.

Porque la implementación de los valores sociales imprescindibles para la convivencia sólo puede conseguirse desde la alternativa al castigo; no desde los castigos opcionales.

Porque la abolición de las prisiones es una exigencia ineludible de la ética humana y del respeto a los Derechos Humanos, a la sociedad y, sobre todo, a las víctimas del delito.

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