top of page

Reminiscencias


laberinto

El 25 de noviembre de 2008 (¡va a hacer 10 años!) escribí algo de lo que me he acordado hoy sin saber muy bien por qué.

De alguna manera me ha devuelto a las prisiones, así que...

¡lo comparto!

A veces suena el despertador. Pero no siempre. A veces me quedo en la cama por las mañanas porque mi despertador no suena. Otras veces sí suena pero me quedo en la cama igual. A veces pasa el autobús por delante de mi parada. No siempre llego a tiempo para cogerlo, pero tampoco pasa siempre. A veces pasa y no lo cojo. A veces hay demasiada gente dentro y, otras veces, no hay nadie pero igualmente no quiero cogerlo. Muchos días pasa tarde. Y entonces lo cojo, o no, según las ganas que tenga. Cuando tengo sed, bebo. Cuando tengo hambre, como. Cuando quiero reír, río. Cuando quiero saltar, salto. Cuando quiero llorar, lloro. Sin embargo no siempre se puede beber, comer, reír, saltar o llorar. A veces lo hago de todas formas aunque no se pueda porque me apetece. Otras veces puede apetecerme aguantarme. A veces sueño. Bueno, en realidad siempre sueño. Muchas veces sueño con un lugar mejor que éste, pero no es un lugar imaginario. Es un lugar real. A veces quiero salir a buscarlo. Muchas veces salgo. Pero muchas otras veces no me apetece salir porque prefiero seguir soñando con ese sitio. A lo mejor cuando lo encuentre dejaré de soñar. No quiero dejar de soñar. No quiero encontrarlo. Aunque a veces salga a buscarlo.

Prefiero seguir al son de mi compás.

Últimas entradas
Archivo
bottom of page